Los 144 mil
sellados
1 Después de
esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que
detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno
sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2 Vi también a otro ángel que
subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz
a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la
tierra y al mar,
3 diciendo: No hagáis daño a la
tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a
los siervos de nuestro Dios. 4 Y oí el número de los
sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los
hijos de Israel.
5 De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil
sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. 6 De la tribu de Aser, doce mil
sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés,
doce mil sellados. 7 De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví,
doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. 8 De la tribu
de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la
tribu de Benjamín, doce mil sellados.
La multitud
vestida de ropas blancas
9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía
contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del
trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en
las manos; 10
y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación
pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. 11 Y todos
los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los
cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y
adoraron a Dios,
12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción
de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los
siglos de los siglos. Amén.
13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos
que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos
son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las
han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven
día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su
tabernáculo sobre ellos. 16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni
calor alguno; 17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los
guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de
ellos.