El enojo de
Jonás
1 Pero Jonás se apesadumbró
en extremo, y se enojó. 2 Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo
decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque
sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande
misericordia, y que te arrepientes del mal. 3 Ahora pues, oh Jehová, te ruego que
me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. 4 Y Jehová le
dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto? 5 Y salió Jonás de la ciudad, y acampó
hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo
de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad.
6 Y preparó Jehová
Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre
su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la
calabacera. 7 Pero
al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la
calabacera, y se secó. 8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento
solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la
muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. 9 Entonces
dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me
enojo, hasta la muerte. 10 Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la
cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació,
y en espacio de otra noche pereció. 11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran
ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre
su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?