Jehová
traerá salvación
1 ¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado;
que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de
saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer deslealtad, se hará contra
ti.
2 Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos
esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en
tiempo de la tribulación. 3 Los pueblos huyeron a la voz del estruendo; las
naciones fueron esparcidas al levantarte tú. 4 Sus despojos serán recogidos
como cuando recogen orugas; correrán sobre ellos como de una a otra parte
corren las langostas. 5 Será exaltado Jehová, el cual mora en las alturas;
llenó a Sion de juicio y de justicia. 6 Y reinarán en tus tiempos la sabiduría
y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Jehová será su tesoro.
7 He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los
mensajeros de paz llorarán amargamente. 8 Las calzadas están deshechas, cesaron
los caminantes; ha anulado el pacto, aborreció las ciudades, tuvo en nada a los
hombres. 9 Se enlutó, enfermó la tierra; el Líbano se avergonzó, y fue cortado;
Sarón se ha vuelto como desierto, y Basán y el Carmelo fueron sacudidos.
10 Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré
exaltado, ahora seré engrandecido. 11 Concebisteis hojarascas, rastrojo daréis
a luz; el soplo de vuestro fuego os consumirá. 12 Y los pueblos serán como cal
quemada; como espinos cortados serán quemados con fuego. 13 Oíd, los que estáis
lejos, lo que he hecho; y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder. 14
Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas.
¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará
con las llamas eternas? 15 El que camina en justicia y habla lo recto; el que
aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir
cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que
cierra sus ojos para no ver cosa mala; 16 éste habitará en las alturas;
fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas
serán seguras.
17 Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la
tierra que está lejos. 18 Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del
escriba? ¿qué del pesador del tributo? ¿qué del que pone en lista las casas más
insignes? 19 No verás a aquel pueblo orgulloso, pueblo de lengua difícil de
entender, de lengua tartamuda que no comprendas. 20 Mira a Sion, ciudad de
nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud,
tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de
sus cuerdas será rota. 21 Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros
fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de
remos, ni por él pasará gran nave. 22 Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es
nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará. 23 Tus cuerdas
se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; se repartirá
entonces botín de muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín. 24 No dirá
el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la
iniquidad.