Corrupción
moral de Israel
1 ¡Ay de mí! porque
estoy como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado
después de la vendimia, y no queda racimo para comer; mi alma deseó los
primeros frutos.
2 Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los
hombres; todos acechan por sangre; cada cual arma red a su hermano. 3 Para
completar la maldad con sus manos, el príncipe demanda, y el juez juzga por
recompensa; y el grande habla el antojo de su alma, y lo confirman. 4 El mejor de
ellos es como el espino; el más recto, como zarzal; el día de tu castigo viene,
el que anunciaron tus atalayas; ahora será su confusión. 5 No creáis en amigo, ni
confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca. 6 Porque el
hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su
suegra, y los enemigos del hombre son los de su casa. 7 Mas yo a Jehová miraré,
esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.
Jehová trae
luz y libertad
8 Tú, enemiga mía, no te
alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová
será mi luz. 9 La
ira de Jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y
haga mi justicia; él me sacará a luz; veré su justicia. 10 Y mi enemiga lo verá, y la
cubrirá vergüenza; la que me decía: ¿Dónde está Jehová tu Dios? Mis ojos la
verán; ahora será hollada como lodo de las calles.
11 Viene el día en que se
edificarán tus muros; aquel día se extenderán los límites. 12 En ese día
vendrán hasta ti desde Asiria y las ciudades fortificadas, y desde las ciudades
fortificadas hasta el Río, y de mar a mar, y de monte a monte. 13 Y será
asolada la tierra a causa de sus moradores, por el fruto de sus obras.
Compasión de
Jehová por Israel
14 Apacienta tu pueblo
con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solo en la montaña, en campo
fértil; busque pasto en Basán y Galaad, como en el tiempo pasado. 15 Yo les
mostraré maravillas como el día que saliste de Egipto.
16 Las naciones verán, y
se avergonzarán de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán
sus oídos. 17 Lamerán
el polvo como la culebra; como las serpientes de la tierra, temblarán en sus
encierros; se volverán amedrentados ante Jehová nuestro Dios, y temerán a causa
de ti.
18 ¿Qué Dios como
tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No
retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. 19 El volverá
a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en
lo profundo del mar todos nuestros pecados. 20 Cumplirás la verdad a Jacob, y a
Abraham la misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos.